No estamos suficientemente preparados para creer que Dios nos va a perdonar nuestros pecados, por sincera y ferviente que sea nuestra contrición. Felizmente, Dios es indescriptiblemente más generoso que nosotros y siempre está dispuesto a perdonar.
Sin embargo, el hombre, poco inclinado a creer en la bondad de los demás y a perdonarse también a sí mismo, debido a su naturaleza pecadora, necesita hacer un esfuerzo considerable para creer, en verdad, en la posibilidad de que sus pecados sean borrados por completo.
(Traducido de: Arhimandrit Arsenie Papacioc, Despre izbăvirea de întristare, Editura Elena, Constanța, 2013, p. 58)
No hay comentarios:
Publicar un comentario