En nuestra cultura, el enemigo trata de desacreditar a la Iglesia, utilizando su arma más fuerte, la mentira; trata de atrofiar la fe a través del consumismo, del amor al placer y al dinero; y trata de dominar a las personas a través del ocultismo, magia, adivinación, nueva era, orgullo y autosuficiencia espiritual, adicciones y ataduras pecaminosas.
Es preciso utilizar todas nuestras armas en la lucha directa con el enemigo. Empuñando el escudo de la fe y la espada del Espíritu, y reclamando las promesas de Dios en favor de los redimidos. Usando la oración de liberación en el nombre de Jesús y con la ayuda de la Virgen María.
No hay comentarios:
Publicar un comentario