¡Buen día, Espíritu Santo!
La mañana me revela que sin Tu sustento nada existe,
nada revive, nada nace;
nada alcanza plenitud, ni sentido;
nada adquiere color, ni tiene sabor...
Porque eres Aquel que rescata de la nada
y lo elevas al "Todo"
allí donde es posible gritar que vale la pena la lucha, el esfuerzo,
y descubrir que para Ti soy mucho más que un amigo.
Condúceme, guíame, resguárdame.
Amén!
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