QUINTA PALABRA:
"Tengo sed"(Jn 19, 28)
¿De qué tienes sed, Jesús? ¿Es acaso la sola sed natural que se sacia con el agua cotidiana? Tu pedido nos habla de una sed más profunda, de una sed que no se apaga fácilmente. La sed que manifiestas proviene de tu propio corazón desgarrado de dolor, ese corazón que ha amado hasta el extremo y desde el cual contemplas a todos tus hermanos, los hombres y mujeres de todos los tiempos. Tiene sed de vernos felices, de vernos retornar a la casa del Padre que nos espera con los brazos abiertos. “Tengo sed” es tu grito, pero también es el grito de muchos de nosotros que buscamos con ansias calmar nuestra sed de amor, nuestra sed de felicidad, nuestra sed de Dios, aunque muchas veces equivocamos el camino. Tú, Señor y Maestro, que sabes de nuestro dolor, que sabes de nuestra sed, ayúdanos a buscar solo en ti la fuente de vida. Compártenos tu sed de amor por los hermanos, que nos haga capaces de ir en la búsqueda de los que viven lejos de ti, sin juicios, sin reproches, solo buscando beber juntos del agua de Vida que procede de tu costado abierto, de tu entrega sin condiciones.
(Silencio orante)
V/. Porque perdonaste amando hasta el final.
R/. Seas por siempre alabado, mi Jesús Crucificado.
Fuente Soy Paulino
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