¡Buen día, Espíritu Santo!
Si al abrir los ojos la realidad me abruma,
si al tocar mis pies el suelo siento una pesada carga caer sobre mi:
¡Ven a tomar con poder mi ser entero!
Tú que eres Abogado, ¡defiende mi causa!
Nueva Luz derrama sobre mi;
Nueva Aliento sopla sobre mi;
La frialdad de mi corazón incendia con Tu Ardor;
y en santidad dame la gracia de crecer...
Sumérgeme en éste día en el Mar infinito de Tu Misericordia,
báñame con Tu Gracia, con Tu Unción,
con Tú Amor y Perdón...
Hazme renacer de nuevo al Amor que transforma,
a la esperanza que no decae,
a la alegría que no pasa,
a la Fe que hace milagros,
y de la mano de Vos, Espíritu Santo,
hoy sea causa de alegría para el Padre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario