Pero, delante de estas amenazas, la palabra que me viene al corazón es la de Jesús. Él declaró: “Feliz eres, Simón, porque esto no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los Cielos. Y ahora yo te digo: Tú eres Pedro (o sea Piedra), y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; los poderes de la muerte jamás la podrán vencer. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el Cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el Cielo.” (Mt 16, 16-19).
¡Recordando que, cada cristiano es Iglesia, y yo soy Iglesia! Reafirmo mi fe y perseverancia en la fe de los apóstoles. En este cambio de época en que todos los valores cristianos son puestos a la prueba, especialmente nuestra pertenencia al cuerpo de Cristo, es necesario que cada creyente se une a la Iglesia reforzando su vida de oración, su testimonio cristiano, fidelidad al Papa y al magisterio de la Iglesia.
¡Señor, yo creo, pero aumenta mi fe!
“Cuando mi alma desfallecía, me acordé del Señor, y mi oración llegó hasta ti, hasta tu santo Templo” (Jn 2,8).
Señor Dios, nos hace estar atentos a vuestra presencia en los hechos y acontecimientos, y jamás estremecer en nuestra decisión de vivir en vuestro amor. ¡Amén!
Luzia Santiago
Cofundador de la Comunidad Canción Nueva
“Cuando mi alma desfallecía, me acordé del Señor, y mi oración llegó hasta ti, hasta tu santo Templo” (Jn 2,8).
Señor Dios, nos hace estar atentos a vuestra presencia en los hechos y acontecimientos, y jamás estremecer en nuestra decisión de vivir en vuestro amor. ¡Amén!
Luzia Santiago
Cofundador de la Comunidad Canción Nueva
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