Padre Bueno, gracias por esta nueva oportunidad de vida;
Gracias por este despertar en Tu Presencia.
He construido mi vida pensando muchas veces en los imposibles,
En aquello que no puedo vencer, superar, apaciguar, cambiar…
Y Tú, el Dios de los imposibles, sales a mi encuentro y
Entregando a Tu Hijo, ofreciéndolo en Cruz de Redención me hablas,
Me instruyes, me amas y me salvas.
Es tiempo de caminar sin miedo, ¡Dame la gracia de comprenderlo!
Derrama aquí y ahora Tu Espíritu Santo,
transformando vidas, llenando corazones,
consolando heridas
iluminando el interior.
Te presento este día con sus rostros de luchas triunfos y derrotas,
de victorias, silencios y alegrías;
de consuelos y desconsuelos;
de fatigas y celebraciones...
Un universo puesto en tus entrañas,
ahí donde reside toda Bendición,
es lo que vengo aquí a presentarte.
Amén
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