“Los hombres y las mujeres necesitamos de la misericordia de Dios pero también necesitamos de nuestra misericordia; necesitamos darnos la mano, acariciarnos, cuidarnos. Así que los invito a todos, junto a Ayuda a la Iglesia Necesitada, a hacer en cada lugar de todo el mundo una obra fija de misericordia. Y no le tengan miedo a la misericordia: la misericordia es la caricia de Dios”
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