Antes de juzgar a los demás hay que mirarse al espejo para ver cómo somos. Fue la exhortación del Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la Capilla de la Casa de Santa Marta. El Pontífice subrayó la diferencia existente entre el juicio de Dios y el nuestro que no está en la omnipotencia, sino en la misericordia.
El juicio pertenece sólo a Dios, por tanto, si no queremos ser juzgados, tampoco nosotros debemos juzgar a los demás. Lo subrayó el Pontífice en su homilía centrada en el Evangelio del día en que observó que todos nosotros queremos que en el Día del Juicio, “el Señor nos mire con benevolencia, que Jesús se olvide de tantas cosas feas que hemos hecho en la vida”.
Jesús nos llama hipócritas cuando juzgamos a los demás
Por esta razón, dijo textualmente el Obispo de Roma, si “tú juzgas continuamente a los demás, con la misma medida serás juzgado”.Y añadió que el Señor nos pide que nos miremos al espejo:
“Mírate al espejo, pero no para maquillarte, para que no se vean las arrugas. No, no, no, ¡ese no es el consejo! Mírate al espejo para ver cómo eres. ‘¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no te das cuenta de la viga que tienes en el tuyo?’ ¿O como dirías a tu hermano: ‘Deja que te quite la paja de tu ojo’, mientras en tu ojo hay una viga?’ ¿Y cómo nos califica el Señor, cuando hacemos esto? Una sola palabra: ‘Hipócrita, quita primero la viga de tu ojo y entonces verás bien para quitar la paja del ojo de tu hermano’.
Rezar por los demás, en lugar de juzgarlos
Se ve que el Señor – dijo también el Santo Padre – “aquí se enoja un poco”, nos llama hipócritas cuando nos ponemos “en el lugar de Dios”. Y recordó que la serpiente convenció a Adán y a Eva cuando les dijo: “Si ustedes comen esto, serán como Él”. Y ellos – añadió Francisco – “querían ponerse en el lugar de Dios”:
“Por esto es tan feo juzgar. El juicio ¡sólo a Dios, sólo a Él! A nosotros el amor, la comprensión, rezar por los demás cuando vemos cosas que no son buenas, pero también hablarles a ellos: ‘Escucha, yo veo esto, quizás…’. Pero jamás juzgar. Jamás. Esto es la hipocresía, si nosotros juzgamos.”
A nuestro juicio le falta la misericordia, sólo Dios puede juzgar
Cuando juzgamos – reafirmó el Papa– “nos ponemos en el lugar de Dios”, pero “nuestro juicio es un pobre juicio”, jamás “puede ser un juicio verdadero”. “¿Por qué el nuestro no puede ser como el de Dios? – se preguntó Francisco –.¿Por qué Dios es Omnipotente y nosotros no?”. No – fue la respuesta del Pontífice – “porque a nuestro juicio le falta la misericordia. Y cuando Dios juzga, juzga con misericordia”:
“Pensemos hoy en esto que el Señor nos dice: no juzgar, para no ser juzgado; la medida, el modo, la medida con la que juzgamos será la misma que usarán con nosotros; y, tercero, mirémonos al espejo antes de juzgar. ‘Pero ésta hace esto… éste hace aquello…’. ‘Pero, espera un momento…’, me miro al espejo y después pienso. De lo contrario seré un hipócrita, porque me pongo en el lugar de Dios y, además, mi juicio es un pobre juicio; le falta algo sumamente importante que tiene el juicio de Dios, le falta la misericordia. Que el Señor nos haga entender bien estas cosas”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario