Siete consejos para un cambio de vida con fe y valentía
La fe y la valentía son necesarias para un gran cambio de vida
La vida ofrece siempre oportunidades de cambio, porque la vida es movimiento, es novedad; e incluso cuando parece que estamos viviendo una rutina, la verdad es que muchas cosas están cambiando, sucediendo y, la mayoría de las veces, envolviéndonos todo el tiempo. Y es bueno que sea así, porque una vida monótona no tiene gracia.
Vivir sin movimiento, sin cambios ni desafíos es como andar por un camino recto sin curvas ni montañas, sin expectativas de contemplar un nuevo paisaje. Todo viajante sabe que los caminos rectos hasta son buenos al principio, pero después cansan. Por supuesto que en la vida existen cambios positivos y otras que no tanto, pero la disposición para adaptarse a ellos sin perder el centro es lo que realmente da sentido a todas las cosas.
Sé que muchas personas, tal vez tú, pasan, en este momento, por pruebas que implican cambios, sea por motivos de desempleo, enfermedades, trabajo, estudio o hasta por la pérdida de alguien querido; pero no conozco una salida mejor para superar los desafíos que vivir cada etapa si esquivarla, sin anticiparse al tiempo y, por encima de todo, asumiendo la verdad que implica el cambio. Ya está probado que la vida nueva que anhelamos pasa, inevitablemente, por las pruebas cotidianas. Es como el oro que, para adquirir el brillo digno de admiración, pasa antes por el fuego que lo purifica. Y el fuego que nos hace “brillar” ciertamente está en los sacrificios y en las renuncias que necesitamos hacer para tener realmente la calidad de vida que anhelamos.
Te acerco aquí algunos consejos para ti que deseas pasar por los cambios de vida con fe y valentía:
Ore
Ya está probado que una oración sencilla y sincera puede abrir las puertas para que muchas gracias sean derramadas. Por lo tanto, sea cual sea tu realidad hoy, colócate en la presencia de Dios y en oración, confíale a Él tu causa y cree que Él puede y quiere hacer lo mejor para ti.
No te culpes
No puede volar alto el que carga con mucho equipaje, menos aún quien está preso de sentimientos heridos. Necesitamos conservar un recuerdo agradecido de lo que vivimos y fue bueno, y también conservar la lección que los errores nos dejaron, pero sin dar espacios a la nostalgia ni a la culpa. Solamente un corazón libre puede acoger las novedades que la vida ofrece en cada amanecer.
Pide ayuda
No siempre es fácil pedir ayuda pero, a veces, estamos tan perdidos que no logramos dar pasos con nuestras propias fuerzas. Entonces, es necesario tener la humildad de pedir ayuda a las personas que nos aman y tienen la madurez para hacernos ver los hechos más allá de nuestros sentimientos heridos. Para eso, es fundamental vencer el miedo, la vergüenza y el orgullo.
Vivir la verdad
Quien desea ser verdaderamente libre ya sabe que no hay otra salida que vivir la verdad. La Palabra de Dios nos dice: “Conocerán la verdad y la verdad los hará libre” (Juan 8,32). Por lo tanto, no ignores tu dolor ni huyas de las luchas que la vida te da. Encarar los hechos como son realmente, sin detenerse en los “por qué” ni en las comparaciones, colabora con tu sanación interior.
Ten paciencia
Formamos parte de una generación inmediatista, deseamos que todo se resuelva en el momento. ¡Ok! Solo que, gracias a Dios, la naturaleza no entró en la era digital y la vida pide calma para encontrar su lugar en el alma. Entonces, respira profundo y sé paciente contigo mismo. No te exijas a ti la perfección que le pertenece a Dios.
Huye de la "comodidad"
Si deseas una vida nueva, es necesario tener paciencia con uno mismo, pero no te puedes acomodar. Por más que estés herido, la vida continúa llena de colores y belleza, invitándote a vivir. Vivir también es salir de uno mismo compartir lo que se tiene. San Juan Pablo II enseña con sabiduría: “Nadie es tan pobre que no tenga nada para dar, y nadie es tan rico que no tenga nada a recibir”.
Estos son apenas consejos, lo fundamental, es tu disposición en querer realmente cambiar. Entonces, ¡manos a la obra! La simplicidad pueda colaborar mucho con tus nuevas actitudes. Camina de a poco, quitando el peso que colocaste en los hombros y da un paso a la vez, en dirección a Dios que te impulsa. De a poco, verás que ya estás viviendo la vida nueva, simple y feliz que Dios ya te concede.
Dijanira Silva
Misionera de la Comunidad Canción Nueva, actualmente reside en la misión de San Pablo.
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