sábado, 16 de julio de 2016

La tarea de ser uno mismo



La mitad de la vida es esencialmente una crisis de sentido y por ello una crisis religiosa. Pero a la vez esconde latente la ocasión y posibilidad de encontrar un nuevo sentido para la vida.

La crisis de la mitad de la vida conmueve, confundiendo, los diversos elementos de la existencia humana para separarlos y ordenarlos de nuevo. Desde el punto de vista de la fe, Dios mismo está en esta crisis presente y actuante. Moviliza el corazón humano para que se abra y se libere de todos los autoengaños. La crisis es obra de la gracia (…)La crisis de la mitad de la vida nos coloca ante la exigencia del autoconocimiento que a la vez seria una ayuda para superar la crisis. La gracia de Dios que ha establecido en nuestra cabeza el hasta ahora actual edificio de pensar y de vivir, nos ofrece también la ocasión de conocernos a nosotros no sólo externamente sino en el fondo de nuestra alma, donde nuestro ser intimo está escondido. (… )

En la crisis de la mitad de la vida es Dios mismo el que toma la iniciativa y lleva al hombre al conocimiento de sí mismo. El conocimiento de sí mismo lo pone en marcha el Espíritu Santo. Sin embargo, el hombre tiene que colaborar. (…)Consideremos más bien como una tarea espiritual admitir la crisis y oír en ella lo que Dios quiere decirnos.

Ante la crisis no tenemos que protegernos con los mecanismos de defensa que tengamos a mano. No necesitamos tampoco huir porque podemos ser consolados dejando a Dios obrar en nosotros. Podemos aceptar que Dios revuelva nuestra casa y descomponga en nuestro interior el pretendido orden que teníamos. En lugar de lamentarnos de nuestra crisis, deberíamos dar gracias a Dios porque actúa en nosotros, porque rompe nuestra dureza con su espíritu, que quiere transformar constantemente nuestro corazón. (…)El hombre desde la mitad de su vida debe —así lo exige Jung— dedicarse con todas sus fuerzas espirituales a la tarea de «ser-si-mismo». Una tarea que no podemos realizar por nuestras propias fuerzas sino que solamente podemos alcanzar concedente Deo.

La mitad de la vida como tarea espiritual
La crisis de los 40 - 50 años
Anselm Grün

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