Poca gente toma hoy con seriedad las palabras de Jesús cuando nos dice : “El reino de los cielos pertenece a los que son como niños.” Muchos, por ejemplo, desacreditan la espiritualidad de la infancia espiritual, del pequeño camino de Santa Teresita de Liseux. Hablamos engoladamente de ser adultos en Cristo, de fomentar una madurez humana y espiritual. Y sin embargo, la verdadera adultez consiste en lo que Dios quiere que nosotros seamos en Cristo Jesús; es decir, consiste en ser totalmente receptivos del evangelio. Para los discípulos, a los que no les importan mucho los niños, y que por otra parte quieren recortar el evangelio a la medida de sus mezquinas ideas, Jesús toma al niño no como signo de inocencia, sino como modelo de apertura a Dios y a la Buena Nueva del evangelio. Ese es el boleto o billete de entrada al reino.
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