Es de lamentar que el Leccionario haya omitido aquella parte de la observación de Jesús que da el fundamento de este episodio: “ ¿Y por qué ustedes quebrantan el precepto de Dios en nombre de su tradición (de ustedes)?” (v.3). Jesús redefine el verdadero sentido de pureza. Uno es puro no por las abluciones rituales, sino por la fidelidad a la ley de Dios. Las tradiciones y costumbres humanas que obstaculizan la ley de Dios deben ser abolidas. Y además, el espíritu de la ley es lo que realmente cuenta, no la letra.
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