jueves, 12 de abril de 2018

Meditación: Juan 3, 31-36

Dios le ha concedido sin medida su Espíritu.
Juan 3, 34




Quienes han tenido que vivir en épocas difíciles, por ejemplo, cuando hay racionamiento de comida y otros productos de primera necesidad, suelen encontrar difícil saber cómo comportarse en la abundancia. Tiempo después de superada la crisis, siguen siendo muy prudentes en sus gastos y guardando algo de lo que tienen “por si acaso”.

Afortunadamente, los fieles no tenemos que ser así con nuestro Padre celestial, porque su amor es inagotable; él no nos priva de nada y más bien nos da de su Espíritu Santo sin medida. Por mucho que sea el amor generoso de Dios que experimentemos, siempre nos prodiga más si le pedimos.

Una hermosa oración judía que se reza en la cena de la Pascua hebrea repite un estribillo llamado “Dayenu”, que se traduce como “Eso nos habría bastado.” Es algo como lo siguiente:

Si Dios sólo nos hubiera creado, eso nos habría bastado.
Si sólo nos hubiera liberado de la esclavitud en Egipto, eso nos habría bastado.
Si sólo nos hubiera dado su ley, eso nos habría bastado.
Si sólo nos hubiera alimentado con el maná, eso nos habría bastado.
Si sólo nos hubiera traído a la Tierra Prometida, eso nos habría bastado.

La oración menciona muchas otras bendiciones que Dios ha derramado sobre su pueblo, y concluye diciendo: “¡Cuánto más tenemos que estar agradecidos por las muchas y variadas bendiciones de Dios que está siempre presente!”

Es una hermosa oración para nosotros hoy. Aunque nos demos cuenta de todo lo que Dios ha hecho para nuestra salvación, siempre hay más. Quizás tú has sido bendecido grandemente, aunque no lo hayas notado, y por cierto el Señor tiene todavía muchos más dones guardados ti. Nunca hay razón alguna para dudar de que Dios quiere darte algo más.

¿Cuál sería tu propia oración Dayenu? Piensa en todas aquellas maneras en que tu Padre celestial te ha prodigado lo que necesitas, te ha bendecido y revelado su amor. Piensa, también, en las bendiciones que quisieras que el Señor te diera en los años venideros. Dedica un tiempo hoy a orar y regocijarte por la rebosante generosidad con que el Señor te ha tratado antes, ahora y lo hará en el futuro.
“Jesucristo, mi Señor, si sólo hubieras perdonado mis pecados, eso me habría bastado; pero tú has hecho muchísimo más que eso. Te doy gracias y te alabo, Señor mío.”
Hechos 5, 27-33
Salmo 34(33), 2. 9. 17-20

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