Mateo 28, 10
¡Aleluya! ¡Cristo ha resucitado! Cuando los discípulos despertaron aquella mañana, Jesús de Nazaret, su maestro y amigo, acababa de padecer una terrible pasión y muerte a manos de los judíos y los romanos. ¡Con razón querían permanecer a puertas cerradas y bajo llave, pues estaban aterrorizados!
Pero recordemos que las primeras palabras que el ángel les dijo a las mujeres junto a la tumba vacía fueron: “No tengan miedo… Vayan de prisa” (Mateo 28, 5-7). Recordemos también que Jesús, cuando los discípulos lo encontraron por el camino, él les dijo: “No tengan miedo. Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea” (28, 10).
Jesús quiere decirnos lo mismo a nosotros, ahora que entramos en el tiempo de Pascua, así que utiliza tu imaginación y escucha cuando él te dice:
“¡Ven de prisa! Tal vez no estés escondido porque unas autoridades te amenazan de muerte, pero a lo mejor sientes que la vergüenza y el remordimiento por tus pecados pasados te persiguen. Pero Yo he resucitado y he vencido el miedo y he borrado el pecado. Así que ven a mí en la Confesión y déjame que te libre.”
“¡Ven de prisa! Quizás tu futuro te parezca un paisaje desolador. Pero no es así como yo lo veo. Yo tengo un plan magnífico para tu vida, un plan para cuidarte y ayudarte (Jeremías 11, 29). Así que, ven a mí. Levanta los ojos al cielo y recuerda que te quiero más que a cada una de las estrellas del cielo. Déjame que te muestre un futuro lleno de esperanza.”
“¡Ven de prisa! No te quedes en el cementerio junto a mi sepulcro. No pienses en todos los pecados que me pusieron allí. No, ven a mí, tu Salvador resucitado, y recibe una nueva efusión de la redención que he ganado para ti. Déjame convencerte de que nada puede separarte de mi amor.”
“¡Ven de prisa! Cada vez que te sientas abrumado o desanimado, contempla mi cruz, y piensa para ti mismo: ‘Jesús murió por mí. Yo soy una nueva creación y a él le pertenezco.’ Repítelo una y otra vez y observa como yo me llevo tus cargas.”
Hoy, ahora mismo, acércate de prisa al Señor y deja que él te llene de su amor.
“Amado Jesús, yo creo que estás resucitado en gloria, por eso a ti me dirijo hoy. Permíteme compartir en tu victoria.”
Hechos 2, 14. 22-33
Salmo 16(15), 1-2. 5. 7-11
fuente Devocionario Católico La Palabra con nosotros
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