Si me preguntáis qué es lo que quiere decir Jesucristo al hablar de ese sembrador que salió de madrugada a esparcir la semilla en su campo, hermanos, os digo que ese sembrador es el mismo buen Dios que comienza a trabajar para nuestra salvación desde el comienzo del mundo enviándonos profetas antes de la venida del Mesías para enseñarnos que debíamos ser salvados. No se contentó enviándonos a sus servidores, sino que vino él mismo y nos señaló el camino que debíamos tomar, y nos anunció la palabra santa.
¿Sabéis lo que es una persona que no se alimenta de esta palabra santa?... Se parece a un enfermo sin médico, a un viajero extraviado sin guía, a un pobre sin recursos. Es del todo imposible, hermanos, amar a Dios y contentarle sin alimentarse de esta palabra divina. ¿Qué es lo que puede llevar a ligarnos a él sino el conocerlo? ¿Y quién nos le hace conocer con todas sus perfecciones, sus bellezas y su amor por nosotros, si no es la Palabra de Dios que nos enseña todo lo que él ha hecho por nosotros y los bienes que nos prepara en la otra vida?
presbítero, cura de Ars
Sermón
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