Hay dos pivotes del cielo alrededor de los cuales gira todo el cielo: son los dos polos. Uno es el Salvador, situado al mediodía pues es Él la plena luz y porque en él no hay tinieblas, el otro es el seno adónde Él se encarnó.
Alrededor de esos polos, gira el cielo, con el socorro de la intercesión de la Madre, y la de la Redención en la Cruz. En efecto, por la intercesión de María así como por la sangre y el cuerpo del Redentor, el Señor ejerce su justicia sobre los pueblos.
El eje de la misericordia, que sostiene al mundo, gira en torno a esos dos pivotes o polos, pues por la Madre, tenemos acceso al Hijo, y por el Hijo al Padre, y conducidos de este modo no tememos el vernos rehusar la reconciliación.
Esas dos estrellas, pivotes o polos del cielo están inmóviles; alrededor de ellas como alrededor de dos puntos fijos necesarios, gira la circunferencia entera del cielo.
De natura boni, Florete flores; leccionario monástico, abadía de Nuestra Señora de Pesquié (p 281)
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