"La aceptación plena de María a la elección de Dios la convirtió en la Madre de Dios. Dios decidió hacerse carne en la mujer que había encontrado favor a sus ojos y que respondió a ese favor con un SÍ completo Su respuesta no fue sólo un acuerdo inicial, sino una obediencia de por vida a la presencia redentora de Dios. En esa obediencia, siguió a Jesús de la manera más perfecta. Su vida fue una vida de pleno abandono a la voluntad divina, vaciándose enteramente en la fe, entrando totalmente en la oscuridad de la muerte de su hijo. No existe otro ser humano en donde pueda verse tan plenamente lo que significa recibir el amor de un Dios que nos ama tanto como para enviarnos a su propio Hijo...Así es como María protege a la cristiandad y evita que se convierta en un sistema de ideas y doctrinas, opiniones o convicciones. Constantemente mantiene ante nuestro ojos la íntima relación con su hijo....Seguir a Jesús no significa aferrarse a una idea o principio. Significa caminar por la senda de Aquel que dio la vida por sus amigos y pidió a sus seguidores que hicieran lo mismo.Todo el ser de María está al servicio de Jesús.Ella es completamente Madre, completamente dedicada a permitir que Jesús nazca en el mundo....".
Henri Nouwen
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