«Dejarlos crecer juntos hasta la cosecha»
Hay escándalos en la Iglesia, cosas censurables y vergonzosas; ningún católico podrá negarlo. Tiene siempre que asumir el reproche y la vergüenza de ser la madre de hijos indignos; tiene hijos que son buenos, y otros que son malos… Dios habría podido instituir una Iglesia que fuera pura; pero predijo que la cizaña sembrada por el enemigo, crecería con el trigo hasta la cosecha, en el fin del mundo. Afirmó que su Iglesia sería semejante a una red de pescador «que recoge peces de todas clases» y que no se escogen hasta el atardecer (Mt 13,47s).
Yendo más lejos todavía, declaró que los malos y los imperfectos, le importaban más que los buenos.»Muchos son los llamados, dijo, pero pocos los escogidos» (Mt 22,14), y su apóstol dice «que subsiste un resto, elegido por gracia» (Rm 11,5). Existe, pues sin cesar, en la historia y en la vida de los católicos, el juego de hechos ampliamente contradictorios… Pero no nos avergonzamos, ni escondemos el rostro entre las manos, al contrario, levantamos nuestras manos y nuestra cara hacia nuestro Redentor.
«Como los ojos de los esclavos fijos en las manos de sus señores…, así están nuestros ojos en el Señor, Dios nuestro, esperando su misericordia» (Sal. 122,2)… Acudimos a ti, juez justo, porque eres tú el que nos mira. No hacemos ningún caso a los hombres, mientras te tenemos, a ti…, mientras tenemos tu presencia en nuestras asambleas, tu testimonio y tu aprobación en nuestros corazones.
Beato John Henry Newman
Sermón: Iglesia santa y pecadora
Sermones predicados en varias ocasiones, n° 9, 2.6
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