En las Escrituras se atribuye gran importancia a las ciudades. Por ejemplo, Dios envió a numerosos profetas a proclamar su mensaje en diferentes ciudades, así como Jonás exhortó a la población de Nínive a arrepentirse y Jeremías alertó a la gente de Jerusalén de su inminente destierro.
En el Evangelio de hoy, Jesús reprende a tres ciudades que no aceptaron su mensaje: Corozaín, Betsaida y Cafarnaúm. La gente vio las maravillas que hacía, pero pocos creyeron en él. Jesús quería que todos los habitantes de la ciudad creyeran en su Persona y que ninguno se perdiera.
¿No deberíamos pensar así también hoy en día? Tal vez no sepamos qué hacer cuando vemos noticias sobre la violencia y las injusticias que se cometen en nuestras ciudades, pero ¡podemos hacer oración! Podemos rezar con devoción y pedirle al Señor que transforme nuestros barrios y vecindarios, por ejemplo pidiendo por intenciones como éstas:
Por los funcionarios elegidos: “Señor, bendice a nuestros gobernantes. Ayúdales a cumplir su labor con humildad y justicia y servir a los más necesitados de ayuda y atención.”
Por las escuelas: “Padre, bendice a los maestros. Concédeles sabiduría y un corazón compasivo para formar bien a nuestros hijos. Ayuda a sus alumnos a aprender y crecer física e intelectualmente.”
Por nuestros vecindarios: “Señor, bendice a cada hogar de mi vecindario y llénalo con tu paz. Que cada familia llegue a ser una pequeña iglesia, donde los padres y los hijos se amen mutuamente y se ayuden unos a otros. Que cada hogar sea un refugio para resguardarse de las tentaciones y los peligros.”
Por nuestra Iglesia: “Espíritu Santo, bendice a nuestro obispo, al párroco y los empleados de nuestra parroquia y a todos mis hermanos de la congregación. Ayúdanos a demostrarnos bondad y espíritu de servicio. Concédenos tu fortaleza para convertirnos en testigos de tu amor, y danos sabiduría y valor para hablar a otros de lo que tú has hecho por nosotros.”
Por la paz en nuestro diario vivir: “Señor, forja la paz y la unidad en nuestro barrio o ciudad. Repara el daño provocado por la discriminación, la pobreza, la delincuencia y la violencia. Señor, haz que la luz de tu amor ilumine hasta los lugares más oscuros.”
“Amado Señor Jesús, concédeme la gracia de rezar todos los días por mi familia, mi ciudad y mi país.”
Éxodo 2, 1-15
Salmo 69 (68), 3. 14. 30-31. 33-34
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