Probablemente, el pan utilizado en la última cena, cuando Jesús instituyó la Eucaristía, fue hecho por la madre de San Marcos, ya que las reuniones sucedían en su casa. El día de la Resurrección también fue ofrecido pan que, probablemente fue hecho por su madre. Quiero decir con esto que, nuestros grupos necesitan de paternidad y de maternidad, pues los grupos de oración son como úteros donde el principal elemento es el amor, el afecto, el cariño. Es en ese ambiente caliente, cálido de amor, de afecto, que sucede la gracia de Pentecostés, porque el Espíritu Santo es amor.
Los coordinadores necesitan ser como padres y madres de los grupos de oración. Son ellos quienes deben cuidar, vigilar, el ambiente fraterno que debe existir en un grupo de oración. Es necesario amor, cariño, paciencia -y, muchas veces, exhortaciones- para que el grupo no deje de existir. El grupo es como una familia.
Mons. Jonas Abib
Pentecostes Hoje - Editora Cançao Nova; pagina 64
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