«No protestará, no gritará»
Escucha al profeta anunciar a nuestro Señor. Lo compara a un cordero, a una oveja, la más inocente de los animales: «Fue llevado al matadero como un cordero, como una oveja ante el esquilador» (Is 53,7)... Nuestro Señor no fue comparado con un león cuando fue conducido a la muerte... Como un cordero, como una oveja, se mantenía en silencio cuando fue llevado a la Pasión y a la muerte: "Como oveja ante el esquilador; no ha abierto la boca" en su humillación.
Confirmando la palabra de la profecía con su conducta, se mantuvo en silencio cuando se lo llevaron, no dijo nada cuando lo juzgaron, no se quejó cuando lo azotaron, no discutió cuando lo condenaron, no se irritó cuando lo apresaron (Mt 27,2). No murmuró cuando le golpearon en la mejilla, no gritó cuando fue despojado de sus vestiduras, como a una oveja cuando la esquilan. No les maldijo, cuando le dieron hiel y vinagre; no se irritó contra ellos cuando le clavaron en el madero.
Filomeno de Mabboug (¿-c. 523)
obispo de Siria
Homilía n° 5, sobre la sencillez, 137-139
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