«¿Cómo puede ser eso ?» (Lc 1,34)
Dinos, bienaventurado David, ¿cómo se hace el descenso del Verbo? «Como lluvia que cae sobre el césped y como chaparrones que riegan la tierra » (Sal 72 ,6). (…) ¿Cómo desciende la lluvia sobre el césped y cómo las gotas de los chaparrones riegan la tierra? (…)
La lluvia desciende sobre el césped sin ruido, sin sacudir, sin ninguna separación ni división. Ella se infiltra con suavidad, es recogida con calma, es bebida con delicia. Las gotas penetran la tierra lentamente y poco a poco. De una forma tan asombrosa y sutil que se ven apenas entrar y emergen haciendo crecer las plantas. Lo mismo, el rocío que proviene de más allá de las aguas supra celestes, descendió en el seno de la Virgen sin intervención humana, sin movimiento de concuspiscencia, respetando su integridad y dejando intacto el sello de su virginidad. Se infiltró con suavidad, fue recibido con calma, se encarnó de forma inefable. Corrió gota a gota sobre la tierra, sin aparecer al llegar, mostrándose al nacer. (…)
Acabamos de decir cómo descendió el Verbo de Dios. En cuanto al lugar dónde descendió, es en el seno de la Virgen que descendió: seno materno que permaneció intacto e inmaculado, consagrado por efecto de la unción divina.
San Amadeo de Lausanne (1108-1159)
monje cisterciense, obispo
Homélie mariale III, SC 72 (Trad. sc©Evangelizo.org; Cfr «Huit homélies mariales», Paris, Cerf, 1960; rev.)
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