“Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, (...) nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo” (Ef 1, 3-4)
La Encarnación del Verbo, la Palabra de Dios, concierne al pasado como al futuro. Ninguna era, por más antigua que fuera, fue privada del sacramento de la salvación de los hombres. Lo que predicaron los apóstoles, es lo que habían anunciado los profetas. No se puede decir que lo que se ha siempre creído, se ha cumplido tardíamente. Dios, en su sabiduría y bondad, al diferir la obra de salvación nos hizo más aptos para responder a su llamado (...), gracias a esos frecuentes anuncios antiguos.
Por lo tanto, no es cierto que Dios ha solventado a los acontecimientos humanos, cambiando de designio y movido por una misericordia tardía: desde la creación del mundo, él decretó para todos un único camino de salvación. De hecho, la gracia de Dios, por la que todos sus santos siempre estuvieron justificados, creció. No es que haya comenzado cuando nació Cristo. Este misterio de tan gran amor, que ahora ha llenado el mundo, ya fue poderoso en sus signos premonitorios. Quienes creyeron cuando fue prometido, beneficiaron tanto como quienes lo recibieron al ser dado.
Queridos, las riquezas de la gracia de Dios, han sido derramadas sobre nosotros con una manifiesta bondad. Llamados a la eternidad, somos consolidados por los ejemplos del pasado y, más aún, hemos visto aparecer la verdad misma bajo una forma visible y corporal. Por lo tanto, debemos celebrar el día del nacimiento del Señor con una ferviente alegría, que no es de este mundo (...)
Gracias a la luz del Espíritu Santo, sepan reconocer al que nos ha recibido en él y hemos recibido en nosotros. Del mismo modo que el Señor Jesús deviene de nuestra carne al nacer, nosotros hemos devenido su cuerpo al renacer. (...) Dios nos propuso el ejemplo de su bondad y humildad. (...) Seamos semejantes al Señor en su humildad, si queremos ser semejantes a él en su gloria. Él mismo nos ayudará y nos conducirá a la realización de lo que prometió.
San León Magno (¿-c. 461)
papa y doctor de la Iglesia
3º sermón para Navidad (Trad. sc©Evangelizo.org ; Cfr «Sermons 1-19, I», Sources Chrétiennes 22 bis, Paris, Cerf, 19642)
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