Y a ti, una espada te atravesará el alma. (Lucas 2, 34)
Leyendo el Evangelio de hoy, imagina que llevas a tu bebé en brazos y un extraño se te acerca, toma a tu bebé y te anuncia que algo malo les va a suceder a ti y a tu hijito. Es como para sobresaltarse, ¿verdad?
Pero veamos qué hizo la Virgen María. Tal vez su primera reacción fue de temerosa sorpresa, pero aun así prefirió pensar en qué podría significar el anuncio. “¿Qué será la ‘espada’ de la que me habla? Yo sé que Jesús es el Mesías, pero ¿qué significa que él será para ‘ruina’ y ‘resurgimiento’ de muchos?” Tal como lo había hecho en el pasado ante anuncios incomprensibles para ella, le presentó a Dios sus preguntas, preocupaciones y temores en oración (Lucas 1, 29; 2, 19. 50).
Tratando de comprender, seguramente María reflexionó en su pasado y recordó las veces en que Dios le había demostrado su fidelidad y su amor. Probablemente, recordó cuando el ángel le habló a José para que se casara con ella y esto le reafirmó su fe; y también cuando los sabios de Oriente les advirtieron que huyeran de Herodes, y todo esto le sirvió para tener una fe más firme en la fidelidad de Dios pensando en la “espada” que se le anunciaba: “Confío en que Dios estará conmigo, incluso cuando esa ‘espada’ me atraviese el corazón.”
Por lo general, la vida nos trae alegrías y tristezas a todos, como a María. Entonces, ¿cómo seguir el ejemplo de fe y confianza que ella tuvo? Lo más importante que tú puedes hacer es adoptar el hábito de meditar en la fidelidad que Dios te ha demostrado en el pasado. Recuerda aquellos episodios en los que has dicho: “Gracias, Señor, ¡porque realmente me protegiste!”, o “Señor Jesús, ahora veo que tu plan era mucho mejor que el mío.” Ten siempre presentes su bondad y su amor inquebrantable cuando le digas que “sí” una y otra vez.
El mismo Dios que acompañó a María va hoy caminando contigo. Aférrate a esta verdad, y tu fe y confianza crecerán.
“Amado Jesús, tú eres mi Salvador y mi Sanador. ¡En ti confío!”
Malaquías 3, 1-4
Salmo 24 (23), 7-10
Hebreos 2, 14-18
fuente Devocionario Católico La Palabra con nosotros
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