«Debemos guardarnos de la pereza espiritual: estamos bien, con nuestras oraciones y liturgias, y esto nos basta. ¡No! Subir al monte no es olvidar la realidad; rezar nunca es escapar de las dificultades de la vida; la luz de la fe no es para una bella emoción espiritual. Estamos llamados a encender pequeñas luces en el corazón de las personas; ser pequeñas lámparas del Evangelio que lleven un poco de amor y esperanza: ésta es la misión del cristiano… Recemos a María Santísima para que nos ayude a acoger con asombro la luz de Cristo, a guardarla y a compartirla… Y os aconsejo un ayuno, un ayuno que no os dará hambre: ayunar de los chismes y las murmuraciones. Es una forma especial. En esta Cuaresma no voy a cotillear de los otros, no voy a chismorrear… Y todos podemos hacer esto, todos. Este es un buen ayuno. Y no olvidéis que también servirá cada día leer un pasaje del Evangelio, llevar el pequeño Evangelio en el bolsillo, en el bolso, y tomarlo cuando se pueda, cualquier pasaje. Esto abre el corazón al Señor»
Francisco
Ángelus
28-02-2021
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