jueves, 17 de agosto de 2017

Antídoto para el enojo

“El enfado es pasajero... sólo la paz es eterna.”







En esto consiste dar tu vida por tu semejante: en cargar con tus propios pecados y en no fijarte si los demás son buenos o malos. En no herir a nadie, en no juzgar a los demás en tu corazón, en no despreciar al que te ofende, en desconfiar de aquel que hace el mal a otros y en no alegrarte con él. Esto es dar la vida por los demás, en esto consiste: en no ofender a nadie y en repetirse en el corazón “Dios conoce a cada quien”.

No participes de las murmuraciones de otro contra sus semejantes ni te regocijes con sus palabras, pero tampoco lo odies por hacerlo. Esto es no juzgar a los demás. No te hagas enemigo de nadie y no permitas que el odio entre en tu corazón. No odies al que odia a su semejante. La paz es esto. Conserva en tu mente estas palabras: “el enfado es pasajero... sólo la paz es eterna.”

Porque el Señor Jesucristo dijo: “Mi paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde” (Juan 14, 27). (San Moisés el Etíope)

fuente: Doxología

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