Lansperge el Cartujano (1489- 1539), monje, teólogo
Sermón en la Degollación de Juan Bautista, Opera omnia, t.2.
“Dichosos los perseguidos por la justicia”(Mt 5,10)
La muerte de Cristo está al origen de un multitud de creyentes. Por la fuerza del mismo Señor Jesús, y gracias a su bondad, la muerte preciosa de sus mártires y de sus santos ha hecho nacer una gran multitud de cristianos. Jamás, en efecto, la religión cristiana ha podido ser aniquilada por la persecución de los tiranos y la muerte injustificable de inocentes: ella más bien ha obtenido cada vez más un gran aumento.
Nosotros tenemos un ejemplo en San Juan, el que bautizó a Cristo y por tanto nosotros festejamos hoy el santo martirio. Herodes, ese rey infiel, quiso, por fidelidad a su juramento, borrar completamente de la memoria de los hombres el recuerdo de Juan. Pues, no solamente Juan no fue aniquilado, sino millares de hombres inflamados por su ejemplo, acogerán la muerte con alegría por la justicia y la verdad... ¿qué cristiano, digno de tal nombre, no venera hoy a Juan, el que bautizó al Señor? Por todo el mundo los cristianos celebran su memoria, todos las generaciones lo proclaman bienaventurado y sus virtudes llenan la Iglesia de su perfume. Juan no ha vencido él solo y no ha muerto él solo.
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