Con Jesús por la mañana.
“Cristo no es un modelo bajado del cielo para servir de inspiración a Leonardo da Vinci ni a Rafael, para que sus cuadros hermoseen los salones, ni subió a la cruz para que su imagen de marfil o de bronce adorne un dormitorio... ¡No! Él vino a reclamar nuestras vidas para elevarlas hasta el Padre” (San Alberto Hurtado). El cristianismo no es moda ni elemento decorativo, es un estilo de vida inspirado en Jesús. ¿El trato que das a tus hermanos es el modo de Jesús? Sonríe y mantén un trato afable. Ofrece la jornada por la intención del Papa.
Con Jesús durante el día.
“Una mujer cananea, procedente de la región de Tiro y Sidón, se puso a gritar: ¡Señor, hijo de David, ten piedad de mí! Mi hija es atormentada por un demonio” (Mt. 15,22). Sabiendo que Jesús vino a liberarnos de todo aquello que nos atormenta y perturba reflexiona: ¿Qué es lo que te inquieta en este tiempo y te quita la paz? Repite lentamente: “Señor, ten piedad de mi” y continúa con confianza con el propósito del día.
Con Jesús por la noche.
Recoge la semana. Vuelve a la calma y recoge tu semana. ¿Qué acontecimientos recuerdas con más fuerza? ¿Qué sentimiento ha predominado? ¿Qué encuentros te han alegrado la semana? ¿Qué has aprendido? ¿Qué quieres agradecer a Dios? ¿De qué te arrepientes? Toma nota de lo queda en tu corazón y agradece. Disponte a iniciar una nueva semana.
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