«La Eucaristía nos lleva siempre al ápice de la acción de salvación de Dios: el Señor Jesús, haciéndose pan partido por nosotros, derrama sobre nosotros toda su misericordia y su amor, como lo ha hecho en la cruz, para así renovar nuestro corazón, nuestra existencia y el modo de relacionarnos con Él y con los hermanos. Dice el Concilio Vaticano II: «La obra de nuestra redención se efectúa cuantas veces se celebra en el altar el sacrificio de la cruz, por medio del cual Cristo, que es nuestra Pascua, ha sido inmolado» (Constitución Dogmática, Lumen Gentium, 3)»
Francisco
Audiencia General 22.11.2017
Dibujo: Leonan Faro
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