Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: El Reino de los Cielos es también como un hombre que, al salir de viaje, llamó a sus servidores y les confió sus bienes. A uno le dio cinco talentos, a otro dos, y uno solo a un tercero, a cada uno según su capacidad; y después partió. En seguida, el que había recibido cinco talentos, fue a negociar con ellos y ganó otros cinco. De la misma manera, el que recibió dos, ganó otros dos, pero el que recibió uno solo, hizo un pozo y enterró el dinero de su señor. Después de un largo tiempo, llegó el señor y arregló las cuentas con sus servidores. El que había recibido los cinco talentos se adelantó y le presentó otros cinco. 'Señor, le dijo, me has confiado cinco talentos: aquí están los otros cinco que he ganado'. 'Está bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor'. Llegó luego el que había recibido dos talentos y le dijo: 'Señor, me has confiado dos talentos: aquí están los otros dos que he ganado'. 'Está bien, servidor bueno y fiel, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor'. Llegó luego el que había recibido un solo talento. 'Señor, le dijo, sé que eres un hombre exigente: cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has esparcido. Por eso tuve miedo y fui a enterrar tu talento: ¡aquí tienes lo tuyo!'. Pero el señor le respondió: 'Servidor malo y perezoso, si sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido, tendrías que haber colocado el dinero en el banco, y así, a mi regreso, lo hubiera recuperado con intereses. Quítenle el talento para dárselo al que tiene diez, porque a quien tiene, se le dará y tendrá de más, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Echen afuera, a las tinieblas, a este servidor inútil; allí habrá llanto y rechinar de dientes'.
RESONAR DE LA PALABRA
Fernando Torres cmf
¿Qué significan los talentos?
Cuando era pequeño, recuerdo que los profesores usaban esta parábola para decirnos que había que estudiar más. Usar nuestros talentos significa emplearlos en estar más atentos, hacer mejor nuestro trabajo y, en definitiva, obtener mejores evaluaciones. Se nos decía que, a veces, incluso en el caso de que fuésemos buenos estudiantes y lográsemos pasar el curso holgadamente, quizá aún así no usábamos bien nuestros talentos. Teníamos que estudiar lo más posible, porque se nos había dado esa capacidad. Y nos hacían mirar a los que lograban hacer lo justo con dificultad, para que viésemos como aquellos trabajaban sus talentos, los pocos que habían recibido, quizá mejor que nosotros, que habíamos recibido mucho pero no lo aprovechábamos bien.
No iban descaminados mis profesores. La vida, nuestro carácter, nuestras habilidades, la familia en que hemos nacido, las condiciones económicas de que gozamos, de alguna manera todo lo hemos recibido, todo ha sido un don. No todos en el mundo han tenido la misma suerte que nosotros. Incluso entre los miembros de nuestra comunidad hay muy diferentes suertes, habilidades y capacidades.
Hoy Jesús nos recuerda que no podemos enterrar nuestros talentos bajo el suelo. Eso es una especie de suicidio. Tenemos que ponerlos a trabajar. Pero, ¿para qué? ¿Para lograr una vida mejor para mí? ¿Para tener más dinero en mi cuenta corriente? ¿Para ser feliz y aprovecharme de esos dones que yo he recibido y otros no? Si leyésemos así esta parábola es como si la separásemos del resto del Evangelio. Eso no se puede hacer. Debemos recordar que para Jesús lo más importante es el Reino de Dios. Jesús quiere que todos lleguemos a vivir juntos como hermanos. Los talentos de cada uno están, deben estar, al servicio de la fraternidad. Cualquier otra cosa es “enterrarlos”.
¿Os habéis fijado en lo bien que lo pasamos en esas fiestas donde todos los que van aportan algo? De cada familia llevan algo diferente de comer, otros se cuidan de la música, otros disponen el local, aquellos se cuidan de las bebidas y estos de la limpieza. Todos gozamos de todo. Y cada uno aporta de lo que tiene o sabe hacer. Eso es poner los talentos al servicio de la fraternidad. Eso es lo que Jesús nos pide que hagamos en nuestra familia, en nuestro barrio, en la comunidad. Ese es el significado de esta parábola.
Para la reflexión
¿Cuáles son mis talentos, mis cualidades? ¿Me las guardo para mí sólo? ¿Cómo podría ponerlas mejor al servicio del bienestar de los que viven a mi alrededor? ¿No será que a veces soy tacaño y pretendo recibir y no dar?
fuente del comentario CIUDAD REDONDA
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