La ternura que hay en Jesús es así; no quiere asustar. No quiere despetar admiración, aun sabiendo que eso forma parte de su misión. Cuando transforma el agua en vino en Caná, o manda a Lázaro salir del sepulcro; cuando sana al paralítico o devuelve la vista a los ciegos; cuando multiplica los panes y la multitud quiere hacerlo rey, Él huye. Jesús no quiere convertirse en un rey de la tierra.
Jean Vanier, No temas amar, P40
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