Los que han sido heridos, muy pronto vuelven a levantar barreras y procuran más ser admirados que amados. Temen al amor, porque al amar nos hacemos forzosamente vulnerables. Podemos ser heridos si la persona amada no corresponde como desearíamos, o si nuestro deseo de unión no se realiza como quisiéramos. El que ama se ofrece él mismo, en cierto modo, sin barreras, en un impulso de amor; si este ofrecimiento es rechazado, el que ama sufre entonces más profundamente que nadie. Un niño abandonado por sus padres o un enamorado al que dejó su amada, son personas con heridas tan profundas que quizás no cicatricen nunca.Jean Vanier, No temas amar, P112
domingo, 26 de noviembre de 2017
Heridos en el amor
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