martes, 21 de noviembre de 2017

RESONAR DE LA PALABRA - San Lucas 19, 1-10

Evangelio según San Lucas 19,1-10.
Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad.
Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos.
El quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura.
Entonces se adelantó y subió a un sicomoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí.
Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: "Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa".
Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría.
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: "Se ha ido a alojar en casa de un pecador".
Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: "Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más".
Y Jesús le dijo: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham,
porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido".
Palabra de Dios.
RESONAR DE LA PALABRA
fuente: Ciudad Redonda

Queridos amigos y amigas:

La palabra de Dios es viva y eficaz en las palabras humanas de la Escritura. Es fuente de vida y alimento de nuestro espíritu. Nos llama a prestarle toda nuestra atención y escucha.

El encuentro de Jesús con Zaqueo constituye un relato de conversión. Jesús toma la iniciativa. Es el que alza la vista y le pide a Zaqueo que baje del árbol porque “debe” hospedarse en su casa. Resulta una iniciativa escandalosa, provocadora. Entre tanta gente se va a fijar precisamente en él. Y Jesús se hospeda en casa de un superpecador, rechazado y odiado por el pueblo, colaborador de los romanos. Jesús declara que su presencia trae la salvación a la casa del publicano. Afirma: Hoy ha llegado la salvación a esta casa.

Zaqueo viene presentado como un hombre de baja estatura, jefe de publicanos, rico. Pero tiene curiosidad por ver y conocer al profeta que pasa. Y no se queda quieto. Busca la forma de conocerlo. Lo hace con ingenuidad: se encarama a un árbol. Ante la palabra de Jesús, Zaqueo se apresura a bajar. Y lo recibe con alegría. Y se convierte. Y restituye.

El encuentro con Jesús es encuentro de conversión. La práctica de Jesús rompe la separación social y cultual entre justos y pecadores; recrea la comunión entre las personas sobre otras bases. El amor liberador y salvador del Padre es para todos.

Hoy celebramos la Presentación de María, es decir, el ofrecimiento hecho por sus padres a Dios del gran don recibido en Ella. Y vaya si María lo hizo fructificar en su vida. Con agradecimiento (recordemos el Magnificat) y con confianza (aunque no entendía, “conservaba estas cosas en su corazón”). Es, una vez más, una buena referencia para nosotros.

Tu hermano en la fe.
Bonifacio Fernández cmf

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