martes, 14 de noviembre de 2017

Meditación: Lucas 17, 7-10

“Entra enseguida y ponte a comer”
Lucas 17, 7


¡Qué maravilloso sería llegar a casa después de un largo día de trabajo y tener la cena preparada esperándote! No sólo puedes saciar tu hambre y recibir nutrición; también tienes el agrado de entrar en la casa y percibir el sabroso aroma de tu comida favorita, la calidez de la cocina y la amabilidad de quien te preparó la comida. ¡No puedes evitar el sentir amor y agradecimiento por la persona que te ha atendido!

Ahora piensa que tú eres un sirviente en los tiempos de Jesús, y que al regresar a casa descubres que tu patrón te ha preparado una comida en agradecimiento por el arduo trabajo que tú haces para él. Si te parece algo sorprendente, imagínate lo chocante que habrá sido para los oyentes de Jesús. ¡Ellos jamás habrían pensado que los sirvientes pudieran ser iguales que su patrón, ni que éste les fuera a preparar una cena a ellos!

Pero Jesús deja bien en claro que su actitud es diferente. Él sabe que nuestra vida diaria no es fácil y que hay ocasiones en que, siendo fieles a él y sirviéndonos unos a otros mutuamente, nos sentimos agotados. Por eso, por el amor que nos tiene, él mismo prepara la mesa para ti cuando llegas a casa extenuado, te da la bienvenida y te invita a entrar, porque tiene una comida exquisita y nutritiva para ti, como el don de la Sagrada Eucaristía, o una gracia especial del Espíritu Santo, o una velada reposada y agradable con tu familia.

“Entra enseguida y ponte a comer.” ¡Qué grata suena esta orden! Jesús quiere atenderte personalmente. Medita detenidamente en estas palabras y en la promesa que representan para ti; reflexiona en ellas cuando te sientas desanimado o pienses no ser “más que un siervo”. Recuerda que Jesús te ama tanto que no sólo está dispuesto a servirte una comida deliciosa, sino que está dispuesto a ofrecer su vida por ti.

Así pues, siempre que te sientas cansado, acude al Señor, y recibe la bondad y el amor que él quiere prodigarte. Deja que tu Maestro y Patrón te sirva, para que así puedas tú salir y servir a su pueblo.

Él está perfectamente consciente de cuál es tu situación y quiere darte todo lo que necesitas para mantener tu paz y fortalecer tu fe.
“Señor mío Jesucristo, tú eres fuente de amor, gracia y misericordia, y al mismo tiempo eres el perfecto Siervo de Dios. Gracias por darme la bienvenida, nutrirme y llenarme de tu amor y tu gracia.”
Sabiduría 2, 23 —3, 9
Salmo 34(33), 2-3. 16-19

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