¡Buen día, Espíritu Santo!
Así como tu gracia cuidó de mi descanso,
así hoy ven a sostener mi caminar!
¡Ven y derrama Tu sabiduría,
para que mis decisiones tengan tu sello!
¡Custódiame!
¡Defiéndeme!
De toda animosidad, de toda mentira.
De los que traman y desean el mal,
de los que con su lengua convierten todo en ruinas.
Tú que eres mi Todo, mi Centro y mi Raíz,
¡Santifícame!
¡Amén!
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