viernes, 30 de mayo de 2014

NOVENA AL ESPÍRITU SANTO


Día 1


Ven, Espíritu Santo,
Llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos
el fuego de tu amor.
Envía, Señor, tu Espíritu.
Que renueve la faz de la Tierra.

Oremos: 
Oh Dios,
que llenaste los corazones de tus fieles
con la luz del Espíritu Santo;
concédenos que,
guiados por el mismo Espíritu,
sintamos con rectitud y
gocemos siempre de tu consuelo.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén

LEEMOS: 
La novedad nos da siempre un poco de miedo, porque nos sentimos más seguros si tenemos todo 
bajo control, si somos nosotros los que construimos, programamos, planificamos nuestra vida, 
según nuestros esquemas, seguridades, gustos. Y esto nos sucede también con Dios. Con 
frecuencia lo seguimos, lo acogemos, pero hasta un cierto punto; nos resulta difícil abandonarnos a  Él con total confianza, dejando que el Espíritu Santo anime, guíe nuestra vida, en todas las decisiones; tenemos miedo a que Dios nos lleve por caminos nuevos, nos saque de nuestros horizontes con frecuencia limitados, cerrados, egoístas, para abrirnos a los suyos. Pero, en toda la historia de la salvación, cuando Dios se revela, aparece su novedad —Dios ofrece siempre novedad—, trasforma y pide confianza total en Él: Noé, del que todos se ríen, construye un arca y se salva; Abrahán abandona su tierra, aferrado únicamente a una promesa; Moisés se enfrenta al poder del faraón y conduce al pueblo a la libertad; los Apóstoles, de temerosos y encerrados en el cenáculo, salen con valentía para anunciar el Evangelio. No es la novedad por la novedad, la búsqueda de lo nuevo para salir del aburrimiento, como sucede con frecuencia en nuestro tiempo. 
La novedad que Dios trae a nuestra vida es lo que verdaderamente nos realiza, lo que nos da la 
verdadera alegría, la verdadera serenidad, porque Dios nos ama y siempre quiere nuestro bien. 
Preguntémonos hoy: ¿Estamos abiertos a las ―sorpresas de Dios‖? ¿O nos encerramos, con 
miedo, a la novedad del Espíritu Santo? ¿Estamos decididos a recorrer los caminos nuevos que la novedad de Dios nos presenta o nos atrincheramos en estructuras caducas, que han perdido la capacidad de respuesta? Nos hará bien hacernos estas preguntas durante toda la jornada. (Papa Francisco Homilía Pentecostés 2013) 

¡Oh Espíritu Santo! Fuente viva de divinas aguas que, en la creación del mundo, santificaste las 
aguas del Jordán en el bautismo de Jesucristo, Señor nuestro; te suplicamos que en nuestro espíritu, tan árido y seco, la Sagrada fuente de agua viva, jamás se agote y salte hasta la vida eterna; y la gracia que te pedimos en esta Novena, sea para mayor gloria.
Amén. 

En honor de la Santísima TRINIDAD...
   Padre Nuestro que estás...
   Padre Nuestro que estás...
   Padre Nuestro que estás...
   Dios te Salve María, llena eres de Gracia...

Ven, Espíritu Creador
visita las almas de tus fíeles 
y llena de la divina gracia los corazones, 
que Tú mismo creaste. 

Tú eres nuestro Consolador, 
don de Dios Altísimo, 
fuente viva, fuego, caridad 
y espiritual unción. 

Tú derramas sobre nosotros los siete dones; 
Tú, el dedo de la mano de Dios; 
Tú, el prometido del Padre; 
Tú, que pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra. 

Enciende con tu luz nuestros sentidos; 
infunde tu amor en nuestros corazones; 
y, con tu perpetuo auxilio, 
fortalece nuestra débil carne, 

Aleja de nosotros al enemigo, 
danos pronto la paz, 
sé Tú mismo nuestro guía, 
y puestos bajo tu dirección, 
evitaremos todo lo nocivo. 

Por Ti conozcamos al Padre, 
y también al Hijo; 
y que en Ti, Espíritu Santo, 
creamos en todo tiempo., 

Gloria a Dios Padre, 
y al Hijo que resucitó, 
y al Espíritu Consolador, 
por los siglos infinitos. Amén.

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