domingo, 4 de mayo de 2014

Tu matrimonio no puede hundirse!

Existen dos tipos de kayak: uno es el individual, en el que una persona sube, toma los remos y listo, a remar... el otro es el kayak doble. En éste no da para ir solo: fue fabricado para dos personas. La distribución de fuerzas y de peso en el kayak es para dos personas y, siendo así, de nada sirve que uno sólo se esmere con el remo y dejar que el otro solo "gire".

En el kayak doble, la sincronización de los remos es lo más importante. No sirve de mucho que uno reme bien y el otro mal. Si uno rema y el otro no, si uno rema rápido y el otro despacio, el kayak puede hundirse. Ese "juego de fuerzas" sin sincronía hace que el kayak se hunda.

El matrimonio es un Kayak de dos. Si Dios te llamó al matrimonio, no hay otra manera que remar en sincronía. Es necesario que el hombre y la mujer marchen en sintonía. Es necesario aprender. Y muchas veces va a ser necesario enseñar. Uno enseña al otro. Pero es preciso que los dos aprendan. Es la única manera de llevar adelante el kayak del matrimonio.

Si vos, mujer, ya estás más adelante en el proceso de santificación debes saber que no sirve de nada salir disparada como si fuese la "maratón de San Silvestre". Tu vocación es andar en el kayak doble. Y tener sincronía y enseñar a tu marido a remar junto.

Tu función es preparar a tu compañero para que él también aprenda y entre en ritmo. Precisas comenzar con tu marido bien despacio, entrenando bastante hasta que el se habitúe y así adquieran juntos sincronía.

Hombre, es hora de dejar la cobardía! Rema con tu mujer, pues ella ya remó demasiado tiempo sola. El barco se hundió porque infelizmente, tal vez, no habías asumido tus responsabilidades.

María fue santa porque José fue muy santo. Y al mismo tiempo (ahí está lo bonito), José fue santo porque María fue muy santa.

Tu hermano,
Mons. Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canção Nova
Adaptación del original en português.
fuente: Portal Canção Nova.



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