¡Buen día, Espíritu Santo!
Tú eres el Esperado,
Tú eres el más Deseado.
¡Ven a visitarnos!
¡Ven a posar Tu Gracia en las frágiles ramas de mi existencia!
Visítame, despierta lo adormecido!
Que la sensibilidad perdida recupere su vitalidad.
Dale nueva vida a mis áreas fatigadas,
disminuidas y abatidas!
¡y renueva toda esperanza!
¡Tú eres la Promesa misma!
¡Tú, sólo Tú, eres lo que espero!
Dime! ¿Qué podemos hacer juntos hoy?
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