Personas agresivas son generalmente inconsecuentes.
Nada justifica la agresión, ni siquiera la agresión verbal.
Ella no traduce nuestra indignación, sino nuestro lado más salvaje.
Podemos indignarnos y revolcarnos contra la maldad e injusticias a nuestro lado, con sólo recordar que la agresividad es hija de la maldad, ella no construye nada de bueno. Ella destruye hasta lo bueno que hay en nosotros.
P. Roger Araujo
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