Buen día, Espíritu Santo!
Mis entrañas, lo hondo, lo más escondido,
no puede negar tu visita en la noche;
la gracia de Tu compañía y tu protección;
Me levanto en gozo y paz interior,
¡y sé que eres Tú quien está sosteniendo!
Bienvenido seas siempre a mi vida!
¡Tú, sólo Tú, mi Buen Amigo y Defensor,
haces obras grandes en mí!
Si algo debo pedirte es... ¡no dejes de modelarme!
¡no cese Tu Aliento de Soplar!
¡No deje Tu Fuego de incendiar!
Dime, ¿qué podemos hacer juntos hoy?
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