miércoles, 21 de mayo de 2014

No podemos tener hijos

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¿Qué recomienda la Iglesia a las parejas que intentaron, pero aún no pueden tener hijos?

La Iglesia sabe que los esposos que no pueden tener hijos sufren. El Catecismo dice que “es grande el sufrimiento de los esposos que descubren que son estériles” (nº 2374). Pero no por eso serán infelices: ”Los esposos a quien Dios no concedió tener hijos pueden tener una vida conyugal llena de sentido, humana y cristiana. Su matrimonio puede irradiar una fecundidad de caridad, acogida y sacrificio” (nº 1654).

La Iglesia recomienda que esos esposos busquen en la ciencia médica, la posibilidad de que la mujer quede embarazada pero por medios que no hieran la dignidad humana.

“Las investigaciones que buscan disminuir la esterilidad humana deben ser estimuladas bajo la condición de ser colocadas a servicio de la persona humana, de sus derechos inalienables, de su bien verdadero e integral, de acuerdo con el proyecto y voluntad de Dios”(nº 2375)
El magisterio de la Iglesia entiende que no es lícito engendrar un hijo por la inseminación artificial homóloga (padres casados) o heteróloga (padres no casados). El Catecismo dice que “las técnicas que provocan una disociación del parentezco por la intervención de una persona extraña a la pareja (donación de esperma o de óvulo, útero prestado)son gravemente deshonestas. Estas técnicas (inseminación y fecundación artificial heterólogas) lesionan el derecho del niño de nacer de  tener un padre y una madre conocidos y vinculados entre si por el matrimonio. Ellas traen el “derecho exclusivo de volverse padre y madre solamente uno por medio del otro. (nº 2376).

“Praticadas entre la pareja, esas técnicas (inseminación y fecundación artificial homólogas) son tal vez menos claras a un juicio inmediato pero continuan moralmente inaceptables. Disocian el acto sexual del acto procreador. El acto fundante de la existencia de los hijos ya no es un hecho por el cual dos personas se donan una a la otra, sino que remite la vida y la identidad del embrión al poder de los médicos y biólogos, e instaura un dominio de la técnica sobre el origen y la destinación de la persona humana. Tal relación de dominación es por si contraria a la dignidad y a la igualdad que deben ser comunes a los padres y a los hijos”.

“La procreación es moralmente privada de su perfección propia cuando no es querida como fruto del acto conyugal, esto es, del gesto específico de la unión de los esposos. Solamente el respeto al vínculo que existe entre los significados del acto conyugal y el respeto por la unidad del ser humano permite una procreación de acuerdo con la dignidad de la persona”.(nº 2377).

La Iglesia recomienda a la pareja que no puede tener hijos por medios legítimos, unir ese sufrimiento al de Cristo en la cruz, y podrá adoptar hijos de corazón, que no son menos valiosos que los de la carne. Sin dudas, es un acto de fe de quien realmente ama a Deus y está dispuesto a ofrecer ese sacrificio en el cáliz de la Santa Misa.

El Catecismo dice:”El Evangelio muestra que la esterilidad física no es un mal absoluto. Los esposos que despues de haber agotado los recursos legítimos de la medicina, sufren de infantilidad, se unirán a la cruz del Señor fuente de toda fecundidad espiritual. Pueden mostrar su generosidad adoptando niños desamparados o prestando relevantes servicios en favor del prójimo”. (nº 2379)

No conocemos los designios de Dios para cada pareja. Por qué algunos tienen muchos hijos y otros no tienen ni uno? Solo el Señor puede responder eso. Sabemos que El no es el autor de la esterilidad sino el Señor de la vida. Si, él no la permite, sabrá hacer el bien.
Creemos en fe, en aquello que dice San Pablo: “Todo sucede para el bien de los que aman a Dios”. Dice la palabra que “sin fe es imposible agradar a Dios” (Hb 11,6). “El justo vivirá por la fa” (Rm 1,17).Sin dudas, ese es un sufrimiento que solo puede superarse en la fe y en la oración de abandono en las manos de Dios.

Quien de nosotros sabe lo que es bueno, hoy y mañana, para nosotros o para nuestros hijos? Entonces, por fe, lo mejor es aceptar lo que Dios permite que suceda, aunque nuestro corazón sufra. Delante de él los méritos de estos padres será grande.

Profesor Felipe Aquino
Matemático, Master y Doctor en Ingeniería Mecánica. Recibió el título de Caballero de la Orden de San Gregorio Magno por el Papa Benedicto XVI, es autor de varios libros y presentador de programas de televisión y radio de la comunidad Canción Nueva.

fuente: Portal Canción Nueva

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