Jesús nos prometió un lugar en la casa del Padre.
Toda nuestra vida, por ser cristianos y para que tenga sentido, necesita un continuo retornar al lugar de donde nunca deberíamos haber salido: la casa del Padre.
El gran secreto es transformar toda y cualquier circunstancia en oportunidad
para seguir viviendo de "cara al frente" en un valiente "camino de vuelta".
El Padre nos ama y nos espera!
¿Lo habías pensado así?
Tu hermano,
Ricardo Sá
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