En ángel dijo a María que para Dios, nada es imposible y ella dio su “Si” al Señor. Nuestra Señora todavía era una niña, inmaculada, pura, por eso pudo decir: “He aquí la esclava del Señor”. Ella esperaba por el Salvador, como todos lo esperaban, pero nunca imaginaba que Él viniese de ella. Esta gracia era demasiado grande para su comprensión pero Dios la escogió.
¿Con pudo suceder eso si ella eran tan pequeña?
Porque para Dios nada es imposible.
El Señor hace grandes cosas por intermedio de los pequeños.
Es para los pequeños y para el humilde que Él manifiesta Su gloria. Es difícil, para el orgulloso dar la bienvenida a su pequeñez y asumir que es pequeño. Por eso, necesitas asumirte y amarte, porque lo que le agrada a Dios y lo que da libertad para que actué en nosotros es cuando somos pequeños, pobres y humildes y asumimos nuestra pequeñez.
Soy “polvo”, pero Dios nos mira, pone los ojos en mí, como dijo María.
Soy “polvo”, pero Dios nos mira, pone los ojos en mí, como dijo María.
Y eso ocurre porque soy pequeño. Acepto, asumo y amo mi pequeñez. María nunca quiso ser grande, por eso el Señor la miró e hizo en ella maravillas.
Tu hermano
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
Tu hermano
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
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