¡Nuestro Dios está resucitado! ¡El está entre nosotros! Todo cambió. Tal vez hoy, en muchos lugares aun se encuentre un sepulcro cerrado por alguna piedra, donde aún hay muerte, violencia, corrupción y derrota. ¿Cuál es la piedra que aún está en tu vida y te impide tocar el milagro? ¿Qué te impide resucitar?
Aquellas mujeres se levantaron temprano para perfumar el Cuerpo del Señor. En el camino, probablemente pensaron quien podría moverles la piedra. Y nosotros también nos preguntamos: ¿Quién podrá mover la piedra? Necesitamos dar un paso hacia adelante, con nuestra fe.
Jesús aún estaba en el sepulcro pero ellas lo querían ver. Si nosotros no tenemos el coraje de dar un paso, nada pasará. Necesitamos proseguir aunque sea en la oscuridad y en la madrugada, como hicieron aquellas mujeres, de lo contrario no podremos ver las sorpresas de Dios. Cuando ellas llegaron, la piedra ya había sido retirada. El obstáculo había sido removido.
Nosotros también encontramos las piedras de la desesperanza, de la cultura de la muerte, de la depresión y del abatimiento en nuestro camino pero necesitamos dar un paso en dirección al Señor. Aunque no sepamos como mover la piedra, no podemos parar. No pensemos en el tamaño ni en el peso de la piedra, no digamos que es imposible pues quien mueve la piedra es el mismo Dios. El quiere sacarte de la condición de muerte, angustia y tristeza, El quiere que resucites con El.
La primera sorpresa que aquellas mujeres encontraron fue la piedra removida del lugar. La segunda sorpresa fue ver que Jesús ya no estaba ahi, El había resucitado. Haz como aquellas mujeres, busca al Señor y déjate sorprender por El.
Solo experimenta las maravillas del Señor quien se pone a caminar. ¿Donde es el encuentro con Dios? Que tu corazón vuelva a ese lugar.
Escuchamos en las lecturas que aquel pueblo que sería liberado de Egipto comenzó a reclamar. Eran esclavos entonces, ¿porqué reclamaban si estaban siendo liberados? porque lamentablemente tenemos la tendencia de acomodarnos. Es más facil no creer y quedarnos parados pues tenemos miedo de lo que el Señor nos va a pedir. Preferimos el realismo del menos, a la promesa del más. Dios para nosotros no tiene solo la primera experiencia que viviste con El, tiene mucho más para nuestra esperanza. Reavivemos nuestra fe.
Preferir "lo menos" a la promesa "del más", produce en nosotros un proceso de corrupción. Esta historia de no salir de nuestro comodismo produce dos cosas muy difíciles: la mediocridad y la tibieza. Por eso, Dios hace un movimiento en la liturgia de hoy, El no nos quiere parados, nos quiere en movimiento. Nos quiere sorprender.
Considérate muerto para el pecado y vivo para Dios a partir de la noche pascual. Imagínate cuando los discípulos fueron a Galilea y encontraron a Jesús resucitado, con su Cuerpo glorioso. Allí estaba la seguridad para aquellos discípulos, no existe más muerte, ella fue vencida y tenemos la seguridad de que existe un lugar que nos espera, donde no hay dolor ni llanto, donde Dios será todo en nosotros. Donde existirá alegría plena, no habrá vacíos. Será alabanza. ¡Qué deseo tan grande!
No podemos perder el primer fervor, el primer amor. Dios nos quiere revelar el cielo, la vida eterna. Se que quieres conocer el abrazo del Cristo Resucitado de forma muy concreta, el mismo abrazo que los discípulos recibieron. Y el Señor quiere darte ese abrazo. ¿Quieres vivir para Dios? Tal vez ya vivas, entonces basta disponer más a tu alma, pues Dios tiene milagros para ti.
Padre Roger Luis
Comunidad Canción Nueva – Retiro de Semana Santa 2015
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