Esta oración de liberación se puede hacer en casa, con la familia reunida, después de hacerla, reza un Padre Nuestro y echa agua bendita en todos los muebles.
Padre de infinita bondad, estoy consagrando a Ti mi casa,
este lugar en que vivo con mis familiares.
Muchas casas se vuelven lugar de peleas, de disputas por herencias,
de deudas financieras, llantos y sufrimientos.
Algunas son escenario de adulterio,
otras se transforman en lugar de odio, venganza, prostitución,
pornografía, robos, tráfico de drogas, falta de respeto,
enfermedades graves, enfermedades psicológicas, agresividad, muertes y abortos.
A veces, mientras la casa es construída,
alguien por los más variados motivos,
maldice los dueños o los materiales de construcción usados.
Esto no es bueno para el lugar donde vivimos.
Por eso Te pido Señor, retira todo eso de nuestro hogar.
Si el terreno en el cual está la casa fue motivo de disputas judiciales
y herencias mal resueltas,
lo que puede haber muertes, accidentes, violencia y agresividad,
te pido Señor que nos bendigas y alejes de todos nosotros ese mal.
Yo sé que el enemigo se aprovecha de esas situaciones
para instalar su cuartel general
pero también se que Tu tienes el poder para expulsar de aqui todo mal.
Por eso pido que el demonio vaya directo a tus pies y nunca más vuelva para esta casa.
Hoy, tomé la decisión de consagrar esta casa a Ti.
Pido que así como fuiste a la casa de los novios de Caná de Galilea
y ahi hiciste Tu primer milagro,
vengas hoy a mi casa y expulses todo el mal que pueda estar enraizado en ella
y las posibles maldiciones impregnadas en ella.
Por favor Señor Jesucristo,
expulsa ahora con tu poder todo mal,
toda falsa enfermedad, espíritu de separación, el adulterio,
los problemas financieros, los espíritus malignos de agresividad,
de desobediencia, de bloqueos afectivos y familiares,
toda y cualquier consagración, hechizo, evocación de muertos,
simpatías o uso de cristales, energización,
todo tipo de ruidos (cite todo lo que le incomoda que aquí no se ha mencionado).
Que estos males sean expulsados ahora,
de este lugar, en nombre de Jesús y nunca más vuelvan,
pues esta casa ahora pertenece a Dios y le está consagrada.
Señor, te pido, expulsa de aquí toda la agresividad entre hermanos,
todas las peleas, la falta de respeto y violencia entre padres e hijos,
entre la pareja que habita aquí, entre los que moran en esta casa y los vecinos.
Que los ángeles de Dios vengan a vivir con nosotros.
Que cada cuarto, sala, baño, cocina,
corredor y área externa sean ahora habitados por ellos.
Que nuestra casa sea una fortaleza habitada
y protegida por los ángeles del Señor
para que toda nuestra familia permanezca en oración,
en la fidelidad del amor a Dios, y que en ella habiten la paz y la plena concordia.
¡Muchas gracias Señor por atender a mis oraciones!
Que cada día podamos servirte
y que seamos siempre agraciados con Tu bendición.
Señor, esta casa te pertenece.
Quédate con nosotros, Señor, Amén!
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