viernes, 10 de abril de 2015

¿Por qué recurrimos a Santa Águeda?


VIRGEN Y MÁRTIR 

Según la tradición cristiana, Santa Agueda o Agata, virgen y mártir, fue una joven siciliana (Italia) de una familia distinguida y de singular belleza que vivió en el siglo III, a la que el senador Quintianus intentó poseerla aprovechando las persecuciones que el emperador Decio realizó contra los cristianos. El senador fue rechazado por la joven, que ya se había comprometido con Jesucristo. Quintianus intentó con ayuda "de una mala mujer", Afrodisia, convencer a la joven Águeda, pero esta no cedió. 

El senador en venganza por no conseguir sus placeres, la envía a un lupanar, donde milagrosamente conserva su virginidad. Aún más enfurecido, ordenó que torturaran a la joven y que le cortarán los senos. Aunque en una visión vio a San Pedro y este curó sus heridas, Águeda siguió siendo torturada y fue arrojada sobre carbones al rojo vivo y revolcada en la ciudad de Catania, Sicilia. Además, se dice que lanzó un gran grito de alegría al expirar, dando gracias a Dios. 

Según cuentan, el volcán Etna hizo erupción un año después de la muerte de la santa en el 250 y los pobladores de Catania pidieron su intervención logrando detener la lava a las puertas de la ciudad. Desde entonces es patrona de Catania y de toda Sicilia y de los alrededores del volcán e invocada para prevenir los daños del fuego, rayos y volcanes. También se recurre a ella contra los males de los pechos, como el cáncer de mama, partos difíciles y problemas con la lactancia. En general se la considera protectora de las mujeres y 5 de febrero, el día de su fallecimiento, se la recuerda muy especialmente.

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