jueves, 2 de abril de 2015

LA RIQUEZA DE LAS HERIDAS DE CRISTO

Debemos poner en las heridas de Jesucristo nuestras infidelidades

Jesús aceptó venir al mundo y hacerse Hombre.
Él asumió una humanidad y eclipsó Su divinidad.
Tu sabes muy bien como Cristo nació y como fue Su vida pública.
¡Cuanta persecución!
Pero el Señor pasó por todo eso con gusto, para salvarnos.
Jesús no murió porque los enemigos de Él fueron más fuertes, sino porque se entregó libremente. Lo más lindo es que delante del Padre, aún con sus heridas, Jesús está intercediendo por nosotros.
Nosotros también ya hicimos verdaderas locuras de rebeldía contra Dios y perjudicamos muchas personas con nuestros errores y vicios, pero Cristo está diciendo al Padre que sufrió para que los hijos de Él no se perdieran. ¡Es emocionante lo que Cristo continua realizando en el cielo! Allá, nosotros tenemos un abogado defendiendo nuestras causas, diciendo al Señor: “Padre, por la Sangre que derramé por causa de cada uno de ellos. No dejes perecer a ninguno de esos que el Señor me ha dado”.

Mons. Jonas Abib
fuente portal Canción Nueva

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