La oración es un arma importantísima para que venzamos la lucha contra nuestros límites y contra los ataques del mal.
Quien desea hacer de su ministerio un verdadero apostolado en favor de la fe necesita recordar lo que el Señor dijo: “Sin mi, nada pueden hacer” (Jn 15,5). Para ‘estar con Jesús’ es importante imitar lo que El vivió. La Palabra nos confirma que muchas veces el Señor se retiraba para orar. La oración es el arma secreta de Jesús. El venció al mundo (cf. Juan 16,33) sin usar ojiva nuclear o ejército fuertemente armado. Lo venció porque rezaba.
Cuando Jesús oraba al Padre se manifestaba poderosamente. Eso es lo que debemos imitar. Quien abandona la oración abraza la tentación. El músico que desea perseverar en su ministerio necesita rezar y rezar mucho. Debe no solo tener la preocupación con la cantidad, sino con la calidad de la oración.
Por la gracia del bautizo en el Espíritu Santo somos incentivados a cultivar la oración del rosario, la adoración al Santísimo Sacramento, la confesión, la Eucaristia y la lectura orante de la Biblia para mantenernos en la gracia del Señor. También el músico católico tiene a su disposición algo muy útil para su crecimiento y madurez espiritual: la propia mística del calendario litúrgico. Es maravilloso poder encontrar la unción de la “comunión” que podemos vivir cuando rezamos con la Iglesia. No lo dudes: hay una gracia particular reservada para ti en cada periodo fuerte de la Iglesia.
En la Cuaresma por ejemplo el Señor garantiza a los fieles el ‘espíritu de arrepentimiento y oración”(Zac 12,10), unido a la invitación de la oración, ayuno y limosna. En las súplicas de cada Via crucis encontramos fuerza para soportar las dificultades de nuestra vida. ¿Quién no se sentiría fortalecido al contemplar el semblante de Cristo durante Sus últimas horas en este mundo? El “aguantó firme” porque vivió cada prueba en oración.
En la Páscua, en preparación para Pentecostés podemos profundizar en la espiritualidad de la alegría que produce testimonio y comunión, además de sedimentar la castidad y la obediencia. La seguridad de la victoria produce la resilencia que el músico necesita tener en las pruebas duras de la vida cotidiana.
En el Adviento lucramos la madurez de la virtud de la fe y de la fortaleza y experimentamos aumento de la esperanza. Saber esperar es una capacidad que no adquirimos de la nada, surge a partir de una insistente búsqueda de aprendizaje. Esto es lo que la Iglesia debe enseñar pues testimonia hace milenios esa espera jubilosa: ¡Maranatha, ven Señor Jesús!
En Navidad podemos abrazar la simplicidad y la pobreza como “proyecto de vida” para la imitación del Niño Dios. La lección del pesebre puede estimular nuestra sensibilidad y discernimiento. Cuántas melodías inmortales nacieron exactamente gracias a esta capacidad. Toda inspiración divina presupone contemplación y esfuerzo(= ¡transpiración!).
Finalmente, aprovechar el gran legado que la Iglesia nos ofrece es como un gran arsenal de donde podemos retirar las armas necesarias para combatir el buen combate y guardar la fe.
Padre Delton Filho
Compositor, escritor y fundador de la Comunidad Coração Fiel
Compositor, escritor y fundador de la Comunidad Coração Fiel
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