Jesús se entregó totalmente a su misión. Él exige de nosotros la misma entrega al reino de Dios de justicia y amor; exige eso no solo de sus apóstoles, sino también de todos los que “le siguen” – de nosotros. Se nos pide un compromiso “radical”, es decir, que vaya a las “raíces” en las profundidades de nuestro ser; y tiene que ser consistente; es un compromiso y una entrega que no miran atrás, sino que tienen sus ojos puestos tanto en el presente como en el futuro.
miércoles, 28 de septiembre de 2016
Liturgia Viva al amanecer 28092016
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